Como trabajamos para familias y además queremos oír más voces aparte de las nuestras, intentamos trabajar a un volumen razonable, sin estridencias ni ritmos machacones. De este modo hay más calma entre padres/madres y sus hijos a la hora de comunicarse. La idea es generar espectáculos entretenidos para todos los participantes y que pueda ser apreciado por bebés y abuelos, más allá de los gustos musicales.
Cuando dos niños que no se conocen se lanzan a bailar juntos movidos por la música, significa que se respira en el ambiente una armonía asequible a todo aquel que tenga dos oídos y un corazón.